"Cuando sigo a placer la apretada multitud de estrellas en su camino circular mis pies dejan de tocar el suelo"- Ptolomeo
Levántate mujer, que para esto es la noche, para ver las estrellas extinguirse a millones de kilómetros, y al sol aparecer en el horizonte.
Siente el calor de la materia quemándose, así como se siente el calor de tu piel al amar. Un calor y presión constantes, eventualmente la fusión de dos cuerpos, de dos elementos que se hacen uno.
Escucha en silencio como gira la tierra y nosotros con ella, en permanente movimiento, en permanente cambio.
Baila al son del universo y su energía, que siempre ha sido una, y que siempre ha sido la misma.
Levántate mujer, porque un planeta no se puede confundir con las estrellas del firmamento. Ellas son frágiles y sublimes, tienen luz propia, pero están destinadas a morir. Y no serás tú quien juzgue la belleza de cada cual, pero apreciarás que en los planetas que alcances podrás asentarte con la confianza puesta en su firmeza.
Levántete una vez más mujer, porque estás hecha para grandes cosas, para recorrer el universo hasta sus más remotos confines, y para descubrir y revelar los más profundos secretos. Que la vida no te frene, que no te detenga el remordimiento, pues tú, que has sido estrella, que has sido mar y que has sido tierra, ahora eres mujer y en tu destino no existen fronteras.
Es tiempo de que, con la mirada en alto, comiences tu propio camino.