He estado leyendo “La Fiesta del Chivo” de M. Vargas Llosa, un libro sobre el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo. Como me ocurre recurrentemente ante este tipo de personajes o situaciones, llegada una parte del libro sentía rabia, asco, vergüenza de mi propia especie. Nunca he logrado comprender, aunque tampoco he investigado mayormente, cómo es posible que existan tantos seres que fisiológicamente podrían llamarse humanos, pero que de ninguna forma se diría que tienen una mentalidad de tal especie, mucho menos podría decírseles ‘personas’, ¿o es que así somos realmente? ¿Es esa nuestra más pura naturaleza? En el libro se muestran ejemplos de tortura como las descargas eléctricas, el obligar a comerse órganos sexuales del propio cuerpo, coser párpados y labios, y el más horrible de todos, engañar a uno de los prisioneros con carne fresca como alimento y luego mostrarle que era su propio hijo. Lo que me asombra más es que haya gente capaz de realizar semejantes barbaridades – y digo barbaridades porque realmente ese tipo de infamias vienen de tiempos ancestrales-. Sé que es de lógica común rechazar este tipo de actos, pero lo extraño es que siento que con el tiempo muchos van perdiendo la sensibilidad ante estas demostraciones de sinrazón y creo que esa es la peor parte. ¿Cómo dejar de asombrarse? ¿Cómo dejar de sentir vergüenza ajena? Francamente a mi me produce no solo repulsión, sino que también pena, y espero que así sea siempre, pues de lo contrario sería una más de las personas que simplemente deja pasar los defectos de la humanidad.
Camino con los pies descalzos, mi corazón me llama a escribir. Algunos dirán que en lo que guardo voy contando mi destino.
lunes, 27 de junio de 2011
martes, 21 de junio de 2011
Beginning
Hoy es día de comienzos, el comienzo de este blog por ejemplo, el comienzo de cosas que ya existían, por otra parte. ¿Es entonces un reinicio? Quizá. Hace mucho que tenía la idea de crearlo y es que ¿cómo no sentir deseos de plasmar los pensamientos?, no es que sienta que mis pensamientos son particularmente especiales, novedosos, ni nada por el estilo. Más bien creo que está en la naturaleza humana el reflexionar acerca del día a día, meditar si el camino que estamos siguiendo es o no el correcto, en que momento debemos hablar y en cuales callar. Decenas de veces he dicho que detesto pensar tanto, pero ¡¿ y qué si está en mi?! Lo favorable de este asunto es ver a largo plazo como ha ido uno cambiando la forma de pensar, y mas curioso aún, como muchas cosas no han cambiado en lo absoluto. Hay miedos que permanecen, hay alegrías que siempre llegan, hay gestos, sonidos que se sienten de forma particular. Espero que esos flash de escritura que antes me eran tan comunes y hoy luchan por aparecer entremedio de tanta otra cosa, logren plasmarse aquí eventualmente. Hasta ese entonces podremos decir que hoy es el comienzo de mi plan, de mi proyecto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)