Tienes que olvidar, olvidar lo que nunca existió, lo que fue un sueño, una fantasía. Tienes que pensar en ti. Olvidar las conversaciones cortadas, los días de tan sólo mirarnos, olvida los intentos de llamar mi atención y las excusas burdas para conversar. Olvida, porque es doloroso seguir viviendo en la ilusión que apagó su luz. Tienes que olvidar y así, dejar de esperar. Sé que cuesta, pero tienes que intentar con fuerza. Apóyate en las decisiones tomadas, en los intereses verdaderos. No te dejes llevar por la idea de que vives determinado por otros. Es verdad que estamos rodeados de construcciones, pero puedes mirarlos como estímulos, no como condicionantes. Piensa quién serías hoy sin esos estímulos. O si quieres no pienses, pero sigue intentando olvidar.
Deja fuera a los astros y las predicciones. Conduce tu vida, dale un sentido que te haga feliz a ti y no necesariamente a quienes demandan tomar tu tiempo para ellos. Y qué si crees ser del mundo y no de un país o ciudad; y qué si no vives pensando en escapar al campo, sino que te refugias en el ruido de la ciudad. Eres un lobo, eres distinto, eres único aun siendo igual a otros en un sentido más básico. Date la oportunidad de crecer por ti mismo y, quién sabe, quizás algún día alcances a ser feliz o al menos a seguir juntando esos momentos que en conjunto lo hacen a uno ser llamado "una persona feliz". No entraremos a preguntarnos si es ese siquiera nuestro destino o la meta que debemos perseguir en la vida; nos bastará por ahora confiar en nuestro instinto y creer que sí, aunque la meta sea la vida misma.
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