Girar, besar, reír con los ojos cerrados, como viviendo en una realidad paralela, llena de adrenalina, de libertad, de enajenación. Dejar que los demás me lleven, en un camino sin control, a ratos incluso asfixiante pero nunca llegando a asustarme. Son sólo fragmentos de un momento que no podría saber cuanto duró, pero quedan las sensaciones y algo más.
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