Eras intrépida, escalando las paredes, aullando hacia el cielo. Saltabas cualquier obstáculo, saltabas de alegría con todo el cuerpo, porque te movían las ganas de vivir, llena de juventud extasiada y el instinto salvaje.
Llegaste como una compañía anhelada, pero también marcaste la pauta de nuevas responsabilidades, y, aunque hubo cosas que te habrán molestado, nunca pusiste reparos a la hora de jugar. Como fiel compañera, crecimos al mismo tiempo, nos mantuvimos unidas.
Prometí cuidarte, darte amor y estar hasta el final, y tú, con tus gestos, demostraste haber hecho una promesa similar.
Prometí cuidarte, darte amor y estar hasta el final, y tú, con tus gestos, demostraste haber hecho una promesa similar.
Donde quiera que estés, que perdure tu impulso innato por dominar la situación y que se mantenga por siempre tu astucia e inteligencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario