En medio de la noche desperté a escribir para no olvidar cuando te tuve frente a mi escapando del sol de la tarde. Te tapabas. Aun así me mirabas a los ojos, atrapado en una conversación que fluía natural. En una de las historias ese puede haber sido el día que me condené y no pude sacarte más; en la otra historia ese fue quizás el comienzo de algo que aún no logro entender ¿Acaso vale la pena que intente decidir cuál de las historias quiero? ¿Debo elegir, o siquiera tengo esa posibilidad? ¿Y no está ya dicho todo cuando los días pasan y todas estas historias han quedado atrás?
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