A veces la ignorancia hace la felicidad, o una ilusión de ella al menos. Por lo pronto jugamos a apretar los botones que incitan al otro a ponerse en movimiento, pero ya sabemos que al final de este juego ninguno de los dos gana. Cada uno dirá que ganó o que al menos no salió perdiendo, pero qué tal si sólo nos queremos convencer de nuestra autoimpuesta necesidad de ser fuertes.
Los astros dicen que no somos compatibles; la experiencia nos dice otro tanto, y sin embargo, aquí estamos nuevamente, al borde del precipicio sin saber cómo es que llegamos ahí.
Los astros dicen que no somos compatibles; la experiencia nos dice otro tanto, y sin embargo, aquí estamos nuevamente, al borde del precipicio sin saber cómo es que llegamos ahí.
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