Lo malo se lo guarda. Esas palabras duras las plasma en algún otro lugar y las guarda como una lección, más para ella que para ti, que no las escucharás (en ninguno de los sentidos posibles) porque llegaste hasta el fondo donde nadie más llega, donde estás sola. No te desea nada, porque ahora eres nada. Que sencillo se vuelve todo de esa forma. Quizás siempre fuiste nada y ella simplemente no lo había notado. Pero el universo es sabio y bendito! Con el tiempo se siente cada vez más afortunada.
Camino con los pies descalzos, mi corazón me llama a escribir. Algunos dirán que en lo que guardo voy contando mi destino.
domingo, 25 de septiembre de 2016
No hay vuelta atrás
Caminando por la orilla del camino me encontré con mi consciencia, y en un
acto irreflexivo, casi un impulso, la aplasté. En ese mismo instante supe que
no había vuelta atrás ¿Qué había hecho? Nada ni nadie podía devolverle la vida
a ese pequeño ser, a ese breve ruidito que debía hacerme pensar antes de
actuar. Lo hice por temor, pero la verdad es que no había razón para temer. No
era sino uno más de entre los infinitos seres de este universo y yo me tomé
injustamente la atribución de terminar con su existencia.
martes, 20 de septiembre de 2016
Sin comentarios
Combato mi nostalgia hace años, me digo que no vale la pena, pero en mi corazón una pequeña parte siempre anhela algo más. Para algunos puede ser fácil dejar todo atrás, vivir la vida sin decirle a quienes los rodean que los quieren, incluso de plano no quererlos. Para mi no. Me protejo de muchos incluso instintivamente. A la mayoría les dejo ver sólo una parte, pero también a veces pierdo mi escudo y me dejo dañar. Aspiro a aprender, pero no es sencillo. Habrá quienes crean entender lo que está pasando, pero no, no lo entienden.
No temo decir “te quiero” porque hasta hace poco, en mi eterna inocencia, siempre
lo dije pensando que el sentimiento era mutuo, aun sin que mediaran palabras o bastándome el tiempo y los momentos vividos. Probablemente seguiré sin temer porque, si bien cuesta
olvidar, es fácil bajar la guardia, y aunque me jure a mi misma que elegiré
cuidadosamente a quienes decírselo, lo más seguro es que me vuelva a equivocar y
que otros volverán a fallarme.
Supongo que no vale mucho la vida si andamos por ella
de puntillas, cuidándonos al extremo de no dejar ver nuestro interior y
nuestros sinceros sentimientos. Para mi un “te quiero” viene del corazón, viene
de la fibra que se conmueve, que admira y se preocupa por el otro. Ojalá todos los “te quiero” fueran igualmente correspondidos, apreciados y
valorados, pero bien se que no es así. Habrá que dejarse llevar, confiar que
los cariños son fuertes, que las experiencias que nos unen importan, que por
algo terminamos todos juntos y los que van quedando en el camino se alejan.
¿Se podrá olvidar? Algunos lo creen imposible. Yo antes pensaba que se podía, pero quizás hasta ahora sólo había tenido que dejar ir cosas sin importancia, cosas que no dolían realmente.
lunes, 5 de septiembre de 2016
Libre - R
En un ademán para nada intencional mi pelo
resultó en un efecto de viento dirección sur. Con pisadas que no se dirigían a
ninguna parte llegue frente a un edificio monumental, una especie de monasterio
que en alguna época seguro había recluido a fervientes religiosos dispuestos a
entregar la vida por su Dios. Sospecho que en lo mas profundo de mi mente, mis pasos fueron dirigidos hacia ese lugar considerando la condición en que me
encontraba, tal vez ese mismo Dios me condujo para aliviar el dolor que albergaba
mi alma. Ese mismo día en la mañana había sido liberada y por lo tanto
necesitaba un lugar donde pudiese volver al equilibrio y comenzar una nueva
vida, una vida por el camino limpio sin tropiezos que me llevaran al fondo de
un calabozo nuevamente.
viernes, 2 de septiembre de 2016
Contradicciones
Todos cargamos una maleta, a veces no sabemos o solo sospechamos de su
existencia. A veces sabemos que está
pero no sabemos cuándo nos pesará más. Puede ser un momento de tranquila
reflexión mientras leemos un libro (y gracias libro querido por ser justo lo
que necesitaba para luego comenzar a reír). Puede ser en medio de una conversación
llena de risas que de pronto se transforman en otra cosa. El peso se siente,
tanto si viene de quien desprecias, como si viene de quien sientes como un par.
Aquí no hay culpas, no hay errores. Simplemente es una maleta que no queremos
ni necesitamos vaciar. Es nuestro yo, nuestra más profunda composición. Y si
bien no es propia de uno, nos pertenece, va con nosotros a donde sea y nos
determina.
Si algo aprendí es que nunca tenemos que actuar por otros, tenemos que
valorar nuestra esencia y las riquezas que hemos adquirido. Mi maleta quizás
pesa más a ratos, pero también es la que me permite ser como soy. Y esas
sorpresas que a veces nos da el día a día son las que tienen que llenar de
alegría y calor nuestros corazones. Si bien ahora no puedo hablar sino desde el
dolor, rescato que son esas cosas que guardo bien profundo las que me han
modelado, las que espero que (para bien o para mal) siempre guíen mi actuar.
Siempre se puede mejorar, es verdad, siempre se puede aprender. Pero esa
esencia, esa historia a medio contar, esos sentimientos que no se necesitan
describir, espero que siempre me mantengan con los dos pies sobre la tierra,
siempre sintiendo, nunca insensible a la realidad, siempre doliendo si es
necesario, para recordar por lo que luchar, por lo que seguir, por lo que
avanzar, por lo que vivir.
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