En un ademán para nada intencional mi pelo
resultó en un efecto de viento dirección sur. Con pisadas que no se dirigían a
ninguna parte llegue frente a un edificio monumental, una especie de monasterio
que en alguna época seguro había recluido a fervientes religiosos dispuestos a
entregar la vida por su Dios. Sospecho que en lo mas profundo de mi mente, mis pasos fueron dirigidos hacia ese lugar considerando la condición en que me
encontraba, tal vez ese mismo Dios me condujo para aliviar el dolor que albergaba
mi alma. Ese mismo día en la mañana había sido liberada y por lo tanto
necesitaba un lugar donde pudiese volver al equilibrio y comenzar una nueva
vida, una vida por el camino limpio sin tropiezos que me llevaran al fondo de
un calabozo nuevamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario